Queratitis: Síntomas, Tratamiento y Prevención

Editorial

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La queratitis es una inflamación de la córnea, el tejido transparente que cubre la pupila y el iris del ojo. La córnea es una parte esencial de la visión, ya que permite el paso de la luz y ayuda a enfocar las imágenes en la retina. Cuando la córnea se inflama, puede causar síntomas como dolor, enrojecimiento, lagrimeo, sensibilidad a la luz y visión borrosa.

En este artículo te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre la queratitis: sus causas, sus tipos, sus síntomas, su diagnóstico, su tratamiento y su prevención. También te daremos algunos consejos para cuidar tu córnea y evitar esta afección. Si quieres saber más sobre esta enfermedad ocular, sigue leyendo.

¿Qué causa la queratitis?

La queratitis puede tener diferentes causas, dependiendo de si se trata de una inflamación infecciosa o no infecciosa. Algunas de las causas más comunes son las siguientes:

Infecciones

La córnea puede infectarse por bacterias, virus, hongos o parásitos que penetran en el tejido corneal. Estos microorganismos pueden provenir de distintas fuentes, como el agua contaminada, las lentes de contacto mal higienizadas, las heridas oculares o las enfermedades sistémicas.

Lesiones

Cualquier trauma que dañe la superficie de la córnea puede provocar una queratitis no infecciosa. Esto puede ocurrir por un golpe, un rasguño, un cuerpo extraño, una quemadura química o térmica o una cirugía ocular.

Sequedad ocular

El síndrome de ojo seco se produce cuando hay una disminución o una alteración de la producción de lágrimas. Esto provoca que la córnea no esté bien lubricada y protegida, lo que puede causar irritación, inflamación y erosión del tejido corneal.

Alergias

Algunas personas pueden tener una reacción alérgica a ciertas sustancias que entran en contacto con los ojos, como el polen, el polvo, los cosméticos o los conservantes de los colirios. Esta reacción puede causar una inflamación de la conjuntiva (la membrana que recubre el interior de los párpados y el blanco del ojo) y también de la córnea.

Exposición

La exposición prolongada a la luz solar, al viento, al aire acondicionado o al humo puede resecar e irritar la córnea. También puede haber una exposición anormal de la córnea cuando los párpados no se cierran correctamente por alguna anomalía o parálisis facial. Esto puede provocar una queratitis por exposición.

¿Qué tipos de queratitis existen?

Según la profundidad de la inflamación corneal, se pueden distinguir dos tipos principales de queratitis:

Queratitis superficial

Es aquella que afecta solo al epitelio corneal, que es la capa más externa y delgada de la córnea. Suele ser menos grave y más fácil de tratar que la queratitis profunda. Dentro de este tipo se pueden incluir las queratitis punctata (que se caracteriza por pequeñas lesiones dispersas en forma de puntos), las queratitis filamentosa (que presenta filamentos adheridos al epitelio corneal) y las queratitis dendrítica (que tiene forma ramificada y suele ser causada por el virus del herpes simple).

Queratitis profunda

Es aquella que afecta a las capas más internas y gruesas de la córnea: el estroma y el endotelio. Suele ser más grave y más difícil de tratar que la queratitis superficial. Dentro de este tipo se pueden incluir las queratitis ulcerativa (que se produce cuando hay una pérdida de tejido corneal que forma una úlcera) y las queratitis intersticial (que se produce cuando hay una inflamación crónica del estroma corneal, que puede estar asociada a enfermedades autoinmunes o infecciosas).

¿Qué síntomas produce la queratitis?

Los síntomas de la queratitis pueden variar según la causa, el tipo y la extensión de la inflamación. Sin embargo, algunos de los síntomas más frecuentes y comunes son los siguientes:

Dolor ocular

Es el síntoma más característico y molesto de la queratitis. Puede ser de intensidad variable, desde una leve sensación de arenilla hasta un dolor punzante e insoportable. El dolor suele aumentar con el parpadeo, la luz o el movimiento ocular.

Enrojecimiento ocular

Se debe a la dilatación de los vasos sanguíneos que rodean la córnea. El enrojecimiento suele ser más intenso en el lado del ojo afectado por la queratitis.

Lagrimeo

Se produce como una respuesta refleja del ojo para intentar aliviar la irritación y la sequedad causadas por la inflamación. El lagrimeo puede ser abundante y constante, lo que dificulta la visión.

Fotofobia

Es la intolerancia o el rechazo a la luz. Se produce porque la córnea inflamada es más sensible a los estímulos luminosos, que le provocan dolor y molestias. La fotofobia puede hacer que la persona afectada por la queratitis busque ambientes oscuros o se proteja los ojos con gafas de sol o con las manos.

Visión borrosa

Se da porque la inflamación altera la transparencia y la curvatura de la córnea, lo que impide que la luz se enfoque correctamente en la retina. La visión borrosa puede ser leve o severa, dependiendo del grado de afectación de la córnea. En algunos casos, puede haber también visión doble (diplopía) o distorsión de las imágenes (metamorfopsia).

Secreción ocular

Es cuando hay una infección asociada a la inflamación. La secreción puede ser acuosa, mucosa o purulenta, dependiendo del tipo de microorganismo que cause la infección. La secreción puede hacer que los párpados se peguen entre sí, especialmente al despertar.

¿Cómo se diagnostica la queratitis?

El diagnóstico de la queratitis se basa en la historia clínica, el examen físico y las pruebas complementarias. Estos son los pasos que se suelen seguir para diagnosticar esta afección:

Historia clínica

El médico le preguntará al paciente sobre sus síntomas, su duración, su evolución y su intensidad. También le preguntará sobre posibles factores de riesgo, como el uso de lentes de contacto, las alergias, las lesiones oculares, las enfermedades sistémicas o los antecedentes familiares.

Examen físico

El médico examinará el ojo afectado con una lámpara de hendidura, que es un instrumento que permite observar el ojo con una luz y una lupa. Con este examen se puede evaluar el aspecto, el color, la transparencia y la superficie de la córnea, así como detectar posibles lesiones, úlceras o infiltrados.

Pruebas complementarias

En algunos casos, el médico puede solicitar pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico, determinar la causa o establecer el tratamiento adecuado. Algunas de estas pruebas son:

  • Tinción con fluoresceína: Consiste en aplicar unas gotas de un colorante amarillo llamado fluoresceína en el ojo afectado. Este colorante se adhiere a las zonas dañadas de la córnea y se ilumina con una luz azul, lo que permite visualizar mejor las lesiones corneales.
  • Cultivo microbiológico: Consiste en tomar una muestra del tejido corneal o de la secreción ocular con un hisopo y enviarla a un laboratorio para identificar el tipo de microorganismo que causa la infección.
  • Biopsia corneal: Consiste en extraer una pequeña porción de tejido corneal con una aguja o un bisturí y analizarla al microscopio o mediante técnicas moleculares. Esta prueba puede ser útil para diagnosticar casos de queratitis de origen desconocido o resistente al tratamiento.
  • Tomografía corneal: Consiste en obtener imágenes tridimensionales de la córnea mediante un dispositivo que emite rayos láser. Esta prueba permite medir el grosor, la curvatura y la regularidad de la córnea, así como detectar posibles alteraciones estructurales o cicatrices.

¿Cómo se trata la queratitis?

El tratamiento de la queratitis depende de la causa, el tipo y la gravedad de la inflamación. El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas, controlar la infección, reducir la inflamación y prevenir las complicaciones. Algunas de las opciones de tratamiento son las siguientes:

Medicamentos

Se pueden administrar distintos tipos de medicamentos para tratar la queratitis, ya sea en forma de gotas, pomadas, pastillas o inyecciones. Algunos de los medicamentos más utilizados son:

Antibióticos

 Son los fármacos más empleados para tratar las infecciones bacterianas que causan queratitis. Se pueden aplicar en forma de gotas o pomadas oftálmicas, o bien por vía oral o intravenosa en casos más graves.

Antivirales

Son los  indicados para tratar las infecciones virales que causan queratitis, especialmente el herpes simple y el herpes zóster. Se pueden aplicar en forma de gotas o pomadas oftálmicas, o bien por vía oral en casos más severos.

Antifúngicos

Son los  que se utilizan para tratar las infecciones fúngicas que causan queratitis. Se pueden aplicar en forma de gotas oftálmicas, o bien por vía oral o intravenosa en casos más complicados.

Antiparasitarios

Son los  que se emplean para tratar las infecciones parasitarias que causan queratitis, especialmente la acantamoeba. Se pueden aplicar en forma de gotas oftálmicas, o bien por vía oral o intravenosa en casos más difíciles.

Antiinflamatorios

Son los fármacos que se usan para reducir la inflamación y el dolor asociados a la queratitis. Se pueden aplicar en forma de gotas oftálmicas, o bien por vía oral o intravenosa en casos más severos.

Cicatrizantes

Son los que se utilizan para favorecer la regeneración y la cicatrización del tejido corneal dañado por la queratitis. Se pueden aplicar en forma de gotas oftálmicas, o bien por vía oral o intravenosa en casos más graves.

Lentes de contacto terapéuticas

Son unas lentes especiales que se colocan sobre la córnea inflamada para proteger y favorecer su curación. Estas lentes suelen ser blandas, permeables al oxígeno y de uso temporal. Se pueden combinar con el uso de medicamentos para tratar la queratitis.

Cirugía

 En algunos casos, la queratitis puede requerir una intervención quirúrgica para tratar las complicaciones o para restaurar la función y la estética de la córnea. Algunas de las cirugías más empleadas son:

Desbridamiento corneal

Consiste en raspar o retirar el tejido corneal dañado o infectado con una espátula o un bisturí. Esta cirugía se suele realizar bajo anestesia local y con el apoyo de un microscopio. El objetivo es eliminar las células muertas, los microorganismos y los restos de medicamentos que puedan interferir con la curación de la córnea.

Queratoplastia

Se trata de  reemplazar una parte o la totalidad de la córnea dañada por una córnea sana procedente de un donante. Esta cirugía se suele realizar bajo anestesia general y con el apoyo de un microscopio. El objetivo es restaurar la transparencia, la curvatura y la función de la córnea.

Queratoprótesis

Es implantar una prótesis artificial que sustituye a la córnea dañada. Esta cirugía se suele realizar bajo anestesia general y con el apoyo de un microscopio. El objetivo es mejorar la visión y el aspecto del ojo.

¿Cómo se previene la queratitis?

La prevención de la queratitis se basa en adoptar una serie de medidas higiénicas, ambientales y conductuales que eviten o reduzcan los factores de riesgo que pueden causar esta afección. Algunas de estas medidas son las siguientes:

Cuidar la higiene ocular

Es importante mantener los ojos limpios y libres de suciedad, maquillaje, polvo o cuerpos extraños que puedan irritar o lesionar la córnea. Para ello, se recomienda lavarse las manos antes de tocarse los ojos, usar productos específicos para limpiar los párpados y las pestañas, retirar el maquillaje antes de dormir y evitar frotarse los ojos con fuerza.

Usar correctamente las lentes de contacto

Las lentes de contacto son uno de los principales factores de riesgo para desarrollar queratitis, especialmente si no se usan adecuadamente. Para evitarlo, se recomienda seguir las instrucciones del fabricante y del oftalmólogo sobre el tipo, el tiempo y la frecuencia de uso de las lentes, limpiarlas y desinfectarlas correctamente con soluciones específicas.

Proteger los ojos del sol

La exposición prolongada a los rayos ultravioleta puede dañar la córnea y provocar queratitis actínica o fotoqueratitis. Para evitarlo, se recomienda usar gafas de sol homologadas que filtren los rayos UV, usar sombrero o gorra para cubrir los ojos, evitar mirar directamente al sol y limitar el tiempo de exposición al sol, especialmente en las horas centrales del día.

Evitar el contacto con el agua contaminada

El agua contaminada por bacterias, virus, hongos o parásitos puede ser una fuente de infección para la córnea. Para evitarlo, se recomienda no bañarse en aguas sucias o estancadas, no usar agua del grifo para lavarse los ojos o para limpiar las lentes de contacto, no nadar con las lentes de contacto puestas y usar gafas protectoras si se practica natación u otros deportes acuáticos.

Tratar las enfermedades sistémicas

Algunas enfermedades sistémicas pueden afectar a la salud ocular y favorecer el desarrollo de queratitis. Por ejemplo, la diabetes, el VIH, la artritis reumatoide o el lupus pueden alterar la inmunidad, la cicatrización o la producción de lágrimas. Para evitarlo, se recomienda controlar y tratar adecuadamente estas enfermedades, seguir las indicaciones del médico y realizar revisiones periódicas.

¿Qué complicaciones puede tener la queratitis?

La queratitis puede tener complicaciones que afecten a la visión y a la calidad de vida de la persona que la padece. Algunas de las complicaciones más frecuentes y graves son las siguientes:

Perforación corneal

Es cuando la inflamación o la infección destruyen todas las capas de la córnea y provocan un orificio que comunica el interior del ojo con el exterior. Esta complicación puede causar dolor intenso, pérdida de líquido intraocular, desprendimiento de retina, infección intraocular (endoftalmitis) o pérdida del globo ocular (enucleación).

Cicatriz corneal

Cuando el tejido corneal dañado se reemplaza por un tejido fibroso que no es transparente ni regular. Esta complicación puede causar visión borrosa, distorsionada o reducida, así como astigmatismo o estrabismo. En algunos casos, la cicatriz puede ser tan extensa que cubra toda la pupila y provoque ceguera.

Neovascularización corneal

Se forman nuevos vasos sanguíneos en la córnea como respuesta a la inflamación o a la hipoxia (falta de oxígeno). Esta complicación puede causar enrojecimiento ocular, irritación, sensibilidad a la luz y disminución de la visión. Además, los nuevos vasos pueden sangrar o romperse y provocar hemorragias o coágulos dentro del ojo.

Ectasia corneal

La córnea se adelgaza y se abomba hacia afuera, adoptando una forma cónica. Esta complicación puede causar visión borrosa, miopía, astigmatismo irregular y sensibilidad a la luz. 

Glaucoma

Es el aumento de la presión intraocular que daña el nervio óptico y provoca una pérdida progresiva de la visión. Esta complicación puede estar relacionada con una queratitis que obstruya el drenaje del humor acuoso (el líquido que llena el interior del ojo) o que cause inflamación e irritación del ángulo iridocorneal (la zona donde se produce el drenaje).

Conclusión

La queratitis es una inflamación de la córnea que puede tener diversas causas, como infecciones, lesiones, sequedad ocular, alergias o exposición. Los síntomas más comunes son dolor, enrojecimiento, lagrimeo, fotofobia, visión borrosa y secreción ocular. El diagnóstico se basa en la historia clínica, el examen físico y las pruebas complementarias. 

El tratamiento depende de la causa, el tipo y la gravedad de la inflamación e incluye medicamentos, lentes de contacto terapéuticas y cirugía. La prevención se basa en adoptar medidas higiénicas, ambientales y conductuales que eviten o reduzcan los factores de riesgo.

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